El amor genuino no es un sentimiento de afecto o apego, sino más bien, está relacionado a la disciplina de esforzarse continuamente respecto a la responsabilidad, respeto y comprensión del ser amado, lo cual implica atención y cuidado. Al hacerlo de esta manera el resultado tiende al crecimiento, al enamoramiento y la felicidad de la persona amada. Es una cuestión de concentración del esfuerzo en el otro y en uno mismo, ya que el poder de amar es también un reflejo de amor propio. Así como otros son objetos de nuestros sentimientos y actitudes, el mismo efecto se tiene hacia sí mismo. Uno irradia y comparte con los demás lo que uno es y viceversa.
“El amor genuino depende del grado de atención puesto a lo que se hace, si nos concentramos en el respeto, responsabilidad, comprensión y cuidado del ser amado las cosas sucederán. Pues todas aquellas cualidades hacia las que enfocamos nuestra atención siempre tienden a desarrollarse”.
Ahora,
no hay que confundir el egoísmo con el amor a sí mismo, ya que son opuestos. El
ser humano egoísta no está en condiciones de amar, porque el egoísta se ama muy
poco incluso podría decirse que se odia. El egoísmo es carencia, es una
preocupación engañosa por sí mismo, no siente placer en dar sino solamente en
recibir, pues no vive en abundancia. Esta carencia es un reflejo de falta de
cariño y cuidado de sí mismo. La incapacidad para cuidar de su verdadero ser le
impide cuidar del otro, es incapaz de amar a los demás. En cambio, la experiencia
del amor y la alegría sólo pueden verdaderamente compartirse con otros cuando
se ama a sí mismo. Uno transmite lo que irradia, esto se comparte y contagia…
bien está reflejado en la frase bíblica tan popular “ama al prójimo como a ti
mismo”, de aquí que si te amas a ti mismo estás en condiciones de amar a los
demás de la misma manera en que te amas a ti mismo. Así, pues, amar se
convierte en una virtud, en una facultad humana.
“Amar es lo que realmente te convierte en ser humano”.
El amor es el anhelo de fusión
completa hacia otra persona que inspira y produce una súbita explosión de
emociones placenteras que permiten que ambas energías se unan. Esto incluye
también el deseo físico y el contacto sexual. Y se magnifica aún más cuando
está fundido con la ternura… además para alargar tal experiencia explosiva, por
consiguiente, también, parte importante del amor es que a lo anterior debe
añadírsele actitud, atención y esfuerzo; como cualquier otra cosa que hacemos
en la vida si queremos hacerlo verdaderamente bien necesitamos disciplina
y concentración en lo que se hace. Pues amar no solamente es pasión sino
también es una decisión, de realmente querer amar. El mantenimiento del amor
implica renovarse a diario, es decidir actuar con determinación y disciplina
sobre el amor hacia el ser amado, aunque emocionalmente no sea un buen día… en
las buenas y en las malas. Hablar de la vida, de las angustias, establecer un
interés común de ambos hacia el mundo… el enojo, las discusiones, etc., son
todas ellas parte del amor y son un reflejo de intimidad entre dos personas. En
el hecho de “decidir”, entonces, todo lo que es pasajero en las relaciones
amorosas se convierte en algo duradero, porque decidimos deliberadamente amar.
La clave está en decidir dar incondicionalmente, en el respeto, en la
responsabilidad, en el cuidado del otro y en la renovación constante… en la
búsqueda disciplinada de amar, para que la ilusión jamás desvanezca.
“El amor puede surgir como una reacción espontánea y emocional, una súbita aparición de un sentimiento irresistible, pero para que sea sostenible en el tiempo debe ser en esencia un acto de voluntad.”
Amar a alguien no solamente es un sentimiento, es también una decisión, es una promesa. Si el verdadero amor sólo fuera un sentimiento, no tendría ningún sentido la promesa de amar a alguien eternamente, pues un sentimiento así como comienza puede desaparecer… el sentido se lo da la voluntad y el compromiso.
Lo único que puedo concluir es,
que amar y enamorarse es un arte, y como todo arte implica esfuerzo, disciplina
y conocimiento… si ponemos atención en lo que realmente importa, es decir, en
el RESPETO, la RESPONSABILIDAD, la COMPRENSIÓN y en el CUIDADO del ser amado, entonces,
las cosas sucederán.
Algunos como Erich Fromm han descrito el amor de una manera más profunda y realista…
L.Mn.