La realidad es subjetiva porque es
un producto de tu imaginación, la realidad es lo que es “realidad” pero tu “interpretación”
de la realidad lo cambia todo. Si tú cambias, todo cambia… si cambias tu
pensamiento, cambia tu vida. Lo que determina el cómo te sientes no está dado
por lo que te sucede, sino por cómo respondes ante lo que te sucede.
La realidad es lo que es y sucede
en cada instante, pero la interpretación de cada situación, circunstancia,
hecho, etc. cambia subjetivamente la realidad en cada momento influenciado por
nuestro sistema de creencias. Así, al percibir lo que sucede, determinamos el
impacto que tienen las cosas que nos suceden en base a lo que creemos, y en
última instancia, la realidad subjetiva nos hace de espejo porque proyecta lo
que llevamos dentro producto de nuestra percepción. Cada uno ve la realidad a
través de su propia perspectiva, por lo tanto, lo que pensamos y decimos acerca
de todo lo que vemos fuera es una proyección que dice mucho de
nosotros mismos porque refleja lo que llevamos en nuestro interior.
“Lo que hacemos con lo que nos sucede termina proyectando lo que somos”.
Todo esto, cambia por completo la
manera en que nos sentimos y relacionamos con los demás. Si proyectamos lo que
nos sucede a través de la actitud correcta, eso nos moverá a tener una conducta
positiva y constructiva, de esta forma, la realidad que creamos es amable con
nuestro entorno y por ende con nosotros mismos. La clave reside en nuestro
sistema de creencias pues de aquí surgen automáticamente los pensamientos que
nos moverán en la dirección que deseamos, y es aquí, donde debemos trabajar
para modificar o ajustar las creencias necesarias para estar en la frecuencia
correcta. Es un proceso cognitivo de aprender y desaprender lo necesario para
dejar nuestra mente (subconsciente) en la frecuencia adecuada. Y así, ponemos
en el tono correcto nuestra mentalidad y actitud para obtener los resultados
que buscamos.
Por eso, es sumamente importante,
diferenciar lo que nos sucede y lo que hacemos con lo que nos sucede; esto está
íntimamente relacionado con nuestras emociones y la reacción que estas producen
frente a lo que nos pasa. De aquí que, la interpretación que le demos a cada situación
vendrá dada por la percepción resultante basada en nuestras creencias. Por ello
el resultado final de las cosas buenas o malas que nos pasan dependerá de cómo
reaccionamos y lo que posteriormente hagamos con aquello que nos pasa, por
ejemplo, de nuestra capacidad de transformar algo negativo en positivo,
afrontando lo que nos sucede con fortaleza, sabiduría y resiliencia… en mi caso
suelo enfrentar las cosas repitiéndome internamente lo siguiente:
“Dame la fortaleza para cambiar las cosas que puedo cambiar. La paciencia para aceptar todo aquello que no puedo cambiar y la sabiduría para saber diferenciar entre ambas…”
Dicha transformación puede comenzar partiendo de la aceptación de la realidad, para posteriormente transformarla usando la mente, las emociones y las acciones diarias. Lo que cada uno haga depende de lo que traiga consigo en su interior y de lo que cada uno decida hacer al respecto, del cómo usa cada uno la mente y las emociones para tomar acciones refleja lo que vive dentro de cada persona. Muchos de nuestros problemas no existen, son solamente una ilusión que proviene del exterior. En el momento que tomamos control de nuestro interior, entonces, el exterior cambia… y nos terminamos dando cuenta que en realidad gran parte de nuestros problemas desaparecen o que nunca existieron. Caemos en cuenta en que lo que cosechamos en la vida está fuertemente asociado a nuestra mentalidad y además, que la realidad es más amable de lo que imaginamos cuando tenemos la actitud correcta frente a lo que nos pasa.
Es Causa y Efecto, desde un plano energético: físico, espiritual y mental del Karma.
L.Mn.