Para elegir tu dirección, debes entrar dentro de ti, en tu mundo interior. Nadie te conoce mejor que tú mismo. Para encontrar tu dirección en la vida es necesario realizar este viaje introspectivo para conocer tus intereses, fortalezas, debilidades y tener conciencia de tus oportunidades. Me refiero a las oportunidades que has creado y/o que puedes crear. Para establecer un sentido de dirección, tienes que hacer una revisión de tu pasado, de dónde has estado, de dónde te encuentras en el presente y de cómo has llegado hasta aquí. Hay muchas cosas que sí has hecho bien, tienes puntos fuertes sobre los cuales puedes construir cosas nuevas que vayan en la dirección que le quieres dar a tu vida, con tus intereses. Es decir, aprendes cosas nuevas y construyes sobre tus puntos fuertes aprovechando las oportunidades existentes y/o creando nuevas oportunidades. Si sabes dónde te encuentras ahora, entonces, estás en condiciones para definir un plan que te lleve hacia donde quieres ir. Pero si no comprendes ni reflexionas sobre el estado actual de tu vida será complicado definir un plan claro y bien enfocado. Por eso, es importante conocerse a sí mismo, para saber la posición presente de tu vida y de lo que te rodea. Para llegar a cualquier lugar primero debes conocer tu localización actual, de lo contrario estarás perdido, desorientado y difícilmente le darás la dirección que quieres a tu vida.
Primero identifica cuál es tu estado personal actual, el cual puede ser uno de estos tres:
- Eres una persona que no sabe lo que le gustaría hacer.
- Eres una persona que sabe lo que le gustaría ser y hacer, pero no lo haces.
- Eres una persona que sabe lo que le gustaría ser-hacer-tener, lo visualiza y lo hace.
El primer tipo de personas, carecen de claridad y por lo tanto viven sin enfoque, carecen obviamente de concentración, inician alguna actividad y no la terminan, ni siquiera la llevan a otro nivel de maduración. Por lo regular viven confundidos, crecen mediocremente en varias direcciones, en la mayoría de los casos crecen muy poco en la dirección que realmente desean porque desconocen su propósito o no lo tienen bien claro. Por lo regular su vida está gobernada por la confusión, la distracción y la procrastinación. El segundo tipo de personas, todo les preocupa en lugar de enfocarse en aprender y actuar para acercarse hacia el lugar donde quieren estar. Aunque conocen lo que quieren, el temor al cambio les impide actuar, no desarrollan su potencial y las oportunidades se les escapan muy frecuentemente porque no quieren pagar el precio que implica crecer… Si alguna vez has escuchado la palabra “frustración”, pues bueno, esa palabra es lo que define a esta clase de personas. Es demasiado frustrante saber el lugar al que se quiere llegar y no hacer nada para acercarse a él. El tercer tipo de personas, tienen bien establecido su propósito en la vida. Viven con objetivos claros, bien definidos, para mantenerse enfocadas y concentradas. Su crecimiento siempre está en la misma dirección que su propósito, complementan su día a día; lo que aprenden y hacen hoy complementa lo que han hecho el día anterior. Simplemente, hacen que las cosas ocurran. Por lo tanto, su satisfacción, plenitud y sentimiento de dirección son altos.
Saber el tipo de persona que eres, será tu punto de partida para enfocarte en tu crecimiento personal. Vivimos en una época en que la confusión y frustración son muy comunes, necesitamos hacer algo, comenzando con establecer nuestro propósito para vivir con mayor sentido de dirección y consciencia sobre las cosas que perduran, esas cosas que realmente valen la pena hacer y recordar.
Busca en tus pasiones, en tus acciones diarias, en tus resultados pasados, en algunas cosas en las cuales has crecido, me refiero a esas actividades que te han gustado y hecho crecer, en todo eso que te ha funcionado, en lo que eres bueno. Busca entre lo que haces y piensas, en lo que te define como ser humano y te da autenticidad. Defínelo y busca siempre la excelencia personal a través de tus acciones diarias. Y, sobre todo, mientras creces, continúa explorándote a ti mismo para seguir desarrollando tu potencial en la misma dirección a tu propósito de vida. No seas estático, adáptate, y de ser necesario, ¡reinvéntate!, para obtener la mejor versión de ti. No llegues al final de tu vida lamentándote por no haber seguido tu pasión, desarrollado tu potencial y haber llevado una vida sin propósito, sin hacer lo que te gusta. Sea cual sea tu situación actual, ¡haz algo!, si tus circunstancias no son favorables, sólo piensa que ese estado actual es transitorio y no tiene por qué ser para siempre. Vivir con propósito es ser consciente, es un cambio y una decisión que depende de ti. Poco a poco puedes ir cambiando tu situación actual o mejorándola…
¿Te has tomado el tiempo de reflexionar hacia dónde te diriges, hacia dónde te están llevando las decisiones y acciones que estás realizando en este momento?
Líder Minimalista
L.Mn.
Me encanto!!
Mensaje positivo y constructivo.
Muchas gracias.
Gracias a ti por comentar!!